“Por último, sed fuertes en el Señor y en la fuerza de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las artimañas del diablo. Porque no luchamos contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernantes del mundo de las tinieblas presentes, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Tomad, pues, toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo terminado todo, estar firmes”. -Efesios 6:10-13
El Miércoles de Ceniza, el inicio de la Cuaresma, llegará en poco tiempo. Los católicos de todo el mundo serán llamados a participar en el tiempo de penitencia. La Iglesia en su sabiduría sabe que necesitamos este tiempo regular de purificación y fortalecimiento para estar mejor preparados para pelear las batallas a las que Dios nos llama.
- ¿Qué es la Cuaresma?
- ¿Cómo observo la Cuaresma?
- ¿Cómo me hará más fuerte la Cuaresma?
¿Qué es la Cuaresma?
Cada año la Iglesia sigue el ejemplo de Jesús, que pasó cuarenta días en oración y ayuno en el desierto. A partir del Miércoles de Ceniza y terminando con el Triduo Pascual, la Iglesia observa un período de penitencia de cuarenta días llamado Cuaresma.
“En los solemnes cuarenta días de Cuaresma, la Iglesia se une cada año al misterio de Jesús en el desierto”. - Catecismo de la Iglesia Católica , párr. 540
¿Cómo observo la Cuaresma?
La Iglesia nos llama durante este período de penitencia a intensificar nuestro ayuno, oración y limosna. Estas acciones purifican y reordenan cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con Dios y con los demás.
A través del ayuno nos liberamos de las ataduras de la carne y nos abrimos a los deseos del alma. El ayuno fortalece nuestra determinación de eliminar todas aquellas cosas en nuestras vidas que nos separan de la gracia sobrenatural de Dios.
Ciertos días de Cuaresma son días obligatorios de ayuno. El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia para los católicos. Todos los viernes de Cuaresma son días de abstinencia.
En los días de abstinencia, los católicos mayores de catorce años deben abstenerse de comer carne. En los días de ayuno, los católicos de entre dieciocho y cincuenta y nueve años pueden comer sólo una comida, así como dos comidas más pequeñas que juntas no equivalen a una comida completa.
Sin embargo, además de estos días de ayuno requeridos, muchos católicos durante la Cuaresma optan por esforzarse para ofrecer más sacrificio al Señor. Obtenga más información sobre el ayuno.
La segunda forma de observar la Cuaresma es aumentando el tiempo de oración. Según San Alfonso María de Ligorio, “la oración mental es el horno bendito en el que las almas se inflaman con el amor de Dios. Todos los santos se han convertido en santos mediante la oración mental”.
Utilice este tiempo de Cuaresma para comenzar un hábito diario de oración o aumentar lo que ya está haciendo. Aferrarse a Dios a través de la oración es esencial para fortalecernos en Su gracia sobrenatural.
Finalmente, se insta a los católicos a dar limosna durante la Cuaresma como reparación por sus pecados y para restaurar la justicia en la sociedad. San Pedro dice que este tipo de caridad “cubre multitud de pecados”.
¿Cómo me hará más fuerte la Cuaresma?
La Cuaresma es la oportunidad perfecta para esforzarnos por liberarnos de todas aquellas cosas que nos separan del amor y la vida de la gracia de Dios. Nos proporciona un medio para armarnos con armas de autocontrol.
Aunque parece que la Iglesia simplemente está acumulando más cosas en la parte superior de nuestras listas de tareas pendientes, en cambio nos invita a deponer nuestros débiles métodos de afrontamiento (pecado, placer, evitación, etc.) y nos da a cambio la armadura de Dios para luchar contra las fuerzas espirituales que luchan contra nosotros a diario.
La Cuaresma no es sólo algo por lo que hay que sufrir. Es un medio para volvernos verdaderamente fuertes en el amor de Dios para que podamos vivir la paz que nos ofrece Cristo.
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